Explicación y justificación, las diferencias

 La conclusión es obvia. Explicar no es lo mismo que justificar. Tome usted a alguno de los famosos detectives, Holmes o Poirot.

Gracias a sus habilidades solucionan sus casos, los explican, encontrando a autores de robos, por ejemplo. El caso de un asesinato es explicado, pero tal explicación no es una justificación del acto.

Un economista puede explicar que congelando el precio de las rentas de departamentos, el resultado será una disminución de su oferta y la reducción su calidad. Es una explicación solamente. Si eso se hace se requerirá una justificación, que es algo adicional.

Un caso

En un libro, A Natural History of Rape: Biological Bases of Sexual Coercion, se argumenta que para explicar a la violación debe ponerse más atención en una faceta biológica de estrategia reproductiva del macho que en otras variables, como violencia, desviación sexual y demás.

Aunque la explicación fuese correcta, ella no ofrece un argumento lógico para justificar a la violación. Piense usted en la realidad de que la inmensa mayoría de los hombres no son violadores.

En resumen

Lo que bien merece ser apuntado es el resaltar las diferencias enormes que existen entre una explicación y una justificación.

Es el campo de la conducta humana. Puede explicarse que una persona cometió un fraude debido a su ambición material, a sus encantos personales y a sus conocimientos financieros. ¿Justifica la acción esa explicación? Por supuesto que no, lo mismo que no justifica la muerte de inocentes la explicación de un acto terrorista.

Quizá sea que la explicación suavice o ablande la mente. Tal vez suceda que en algunos casos la compasión se desvíe y utilice a la explicación como una defensa de un acusado. Tome usted a quien ha robado y recibido también atenuantes de pobreza y marginalización.

O puede ser que exista una mala forma de razonar que mezcle en una sola vasija a la explicación con la justificación, pensando que son ingredientes iguales. No lo son.

Entre el «es» y el «debe ser»

«En realidad, la gente sí parece dar un fácil brinco entre explicación y justificación. Quizá se deba a que se piense que muchas explicaciones de la conducta muestran que las cosas deben ser como lo son, y que por tanto seríamos tontos al cambiarlas» Baggini, Julian, The Duck That Won The Lottery). Mi traducción.

Es una buena manera de ver el asunto desde el otro lado. ¿Lo que «es» es igual a lo que «debe ser»?

Si la respuesta es positiva, entonces sí, si usted explica que por el ADN igual al de los chimpancés las personas justifican la promiscuidad y no hay vuelta de hoja (siempre que el ADN sea la explicación total).

Pero si la realidad no es igual a lo que debería ser, entonces tampoco hay vuelta de hoja: ninguna explicación va a justificar una conducta. Las justificaciones tienen otro estándar de validez, diferente al de las explicaciones.


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